Autor/a: Paullina Simons
Editorial: DeBolsillo
Pág. aprox.: 781
Precio aprox.: 5.95 (papel)
Trilogía El Jinete de Bronce
El Jinete de Bronce
Tatiana y Alexander
El Jardín de Verano
Precio aprox.: 5.95 (papel)
Trilogía El Jinete de Bronce
El Jinete de Bronce
Tatiana y Alexander
El Jardín de Verano
Sinopsis
Una admirable historia de amor situada en el Leningrado de 1941, cuando Alemania invade la URSS.
Leningrado, 1941. La guerra parece lejana en esta ciudad de antigua grandeza, donde dos hermanas, Tatiana y Dasha Metanov, comparten un minúsculo apartamento con su familia. La vida bajo el gobierno de Stalin es dura, pero las privaciones que les aguardan ni siquiera son imaginables: el ejército de Hitler está a punto de invadir su querida patria.
Bajo el terror y la dificultad se esconden la belleza y la esperanza: Tatiana ha conocido a Alexander, un joven oficial del Ejército Rojo de misterioso y turbulento pasado. Mientras el ejército alemán y el duro invierno cercan la ciudad, los amantes se ven abocados a un amor imposible que puede desgarrar la familia de Tatiana y ser, para Alexander, tan destructivo como la guerra. Entretanto, la corriente de la historia arrasa a su paso el mundo tal y como ellos lo han conocido y amenaza con cambiarlos para siempre.
Opinión
No miento si digo que mis expectativas para con esta novela eran muy altas. De hecho, El jinete de bronce de Paullina Simons era uno de mis eternos pendientes y llevaba en mi estantería más tiempo del que me gustaría admitir. Pocas, por no decir escasas, son las reseñas negativas que he leído de este libro y de esta trilogía. Al contrario, la historia de Tatiana y Alexander figura en las listas de favoritos, de indispensables, de memorables y de clásicos de la romántica histórica. Entenderéis entonces mis temores a formar parte de ese reducido grupo de personas a las que no les había gustado El jinete de bronce. No obstante y una vez terminado y como ya me ocurriera con otros libros insignes, me hallo en el centro de la balanza, ni ha entrado en mi lista de favoritos ni me ha resultado olvidable. De hecho, reconozco que la crudeza con la que Paullina Simons describe el hambre y el frío que pasaron las gentes de Leningrado durante la Segunda Guerra Mundial, la transformación de Tatiana de adolescente ingenua a toda una superviviente y el amor de la muchacha y Alexander me conmovieron y me hicieron sufrir como pocas novelas lo han hecho y ya sólo por eso se merece mi admiración.
1941, Rusia declara la guerra a Alemania tras ser atacada y bombardeada. Mientras, en un pequeño piso de Quinto Soviet, Tatiana Metanova recibe instrucciones de su padre para que compre lo que pueda al mismo tiempo que su hermano mellizo, Pasha, se prepara para ir al campamento de Tomalshevo con el fin de evitar que el joven sea llamado a filas. Tatiana, entusiasmada ante las probabilidades que estas noticias traerán consigo, se pone su vestido de rosas rojas y sus tacones y se dirige a la tienda de comestibles sólo para descubrir que apenas queda nada. Sin perder la esperanza y sin prisa por volver a casa, Tatiana compra un helado y se sienta en un banco a degustarlo, pero su mirada se topa con la de un oficial que la observa al otro lado de la calle y es en ese instante cuando, sin saberlo, su vida cambia para siempre. El atractivo soldado no es otro que el joven del que Dasha, la hermana mayor de Tatiana, se ha enamorado. Sin embargo, ello no impide que entre Alexander Belov y Tatiana Metanova estalle una chispa que se convertirá en un amor inocente y dulce, profundo y doloroso, sincero y pasional, que les obligará a mentir a todas las personas que les rodean, pero que les supondrá el único consuelo contra el gélido frío de Leningrado, el hambre y el terror de la guerra. ¿Podrá sobrevivir el amor a estas adversidades? Y aún más importante, ¿sobrevivirán Tatiana y Alexander a las penurias y a los peligros de la cruenta contienda?
Como supondréis El jinete de bronce se enmarca dentro del género romántico-histórico, así que imaginé que la novela se sumergiría en detallar el papel que jugó la URSS en la Segunda Guerra Mundial. Como a muchos, la Segunda Guerra Mundial es uno de los conflictos que más me llama la atención, pero reconozco que me gusta descubrirlo desde perspectivas diferentes y no sólo la de los vencedores y soldados, sino desde un punto de vista más social, tanto de un bando como de otro, como de víctimas que la historia a veces olvida recordar. Acostumbrada a la visión por la que Hollywood suele decantarse, me interesaba saber qué había pasado en Rusia durante esos terribles años en los que se desarrolló esta catástrofe y cómo lo vivieron sus ciudadanos. Y, si bien la novela responde a mis preguntas sobre cómo fue para los civiles, la autora desaprovecha un poco este aspecto de la trama y se estanca en describir las mismas situaciones tantas veces que el lector cae en la misma rutina que los personajes. Mentiría si dijera que no me ha gustado, porque la verdad es que resume muy bien cómo se sintió la gente que se quedó en las ciudades. Paullina Simons logra que sientas cómo el hambre te impide pensar en otra cosa que no sea comer, cómo el inclemente frío ruso te congelaba vivo, cómo el cuerpo se rinde a la pena, a la falta de alimentos, a las bajas temperaturas. Cómo presencias la muerte de tus vecinos, amigos y familiares hasta que no te queda nada ni nadie sino un estómago vacío y un corazón roto. Sin embargo, en mi caso hubiera preferido que alternara la vida civil con la batalla en el frente, ya que hubiera quedado una narración más redonda y completa.
Si esto es así, se debe a que el verdadero protagonista de El jinete de bronce es el amor de Tatiana y Alexander. Desde el instante en que sus miradas se cruzan nos convertimos en testigos del florecimiento de un amor que ninguno de los dos sabía que estaba buscando y eso ocurre en una escena que está más que a la altura. Desde el principio estos dos no lo tendrán nada fácil y la vida no cejará en ponerle pruebas que deberán superar si desean ser el final feliz del otro. Lo curioso es que la mayoría de esas pruebas parecen venir de la mano del entorno familiar de Tatiana y del círculo de amigos de Alexander. Un grupo heterogéneo y variopinto que despiertan tantas emociones como los propios protagonistas, pero con los que cuesta demasiado simpatizar. Con todo, ello contribuye a la evolución personal de Tatiana y de Alexander, una pareja hecha a medida el uno para el otro.
La acción de El jinete de bronce recae en los protagonistas y esto permite que asistamos a las consecuencias que tiene la guerra tanto en ellos como en su amor. Tatia, Tania, Taneshka, o, simplemente, Tatiana Metanova apenas tiene diecisiete años cuando Alemania le declara la guerra Rusia y, con su carácter ingenuo y alegre no comprende la magnitud de lo que sucede y, en su lugar, lo considera una oportunidad para vivir una aventura. Con el paso del tiempo, Tatiana se ve obligada a madurar, casi de golpe y porrazo, y el lector asiste a una evolución impresionante por parte de la chica. De chiquilla despreocupada y soñadora, Tatiana se convierte en la heroína de su propia vida, aunque ella no sea consciente de ello. Una muchacha que aprende a valerse por sí misma, a cuidar de los suyos por mucho egoísmo que éstos demuestren, a contribuir con su esfuerzo al conflicto y a ser la mujer que quiere ser. Por su parte, Alexander Belov, Shura para la chica, hace todo lo que está en su mano para proteger y ayudar a Tatiana, a la que quiere con locura. Alexander no es un hombre fácil de tratar, con un alto sentido del honor, una actitud grave, solemne y, al mismo tiempo, la apropiada para un joven de veintidós años que lo ha perdido todo hasta que encuentra a Tatiana, aunque confieso que su carácter y su comportamiento para con ella me sacó de mis casillas más de una vez, pero entiendo que se debía a la época. Sin embargo, lo que hace de Alexander un protagonista atrayente es su pasado y las preguntas que suscita. Un pasado que terminará por pasarle factura y que determinará el final del libro. Querréis tener el siguiente tomo de la trilogía a mano, ya que rellena los huecos del pasado de Alexander al tiempo que vemos cómo Tatiana debe aceptar su nueva vida.
Como supondréis El jinete de bronce se enmarca dentro del género romántico-histórico, así que imaginé que la novela se sumergiría en detallar el papel que jugó la URSS en la Segunda Guerra Mundial. Como a muchos, la Segunda Guerra Mundial es uno de los conflictos que más me llama la atención, pero reconozco que me gusta descubrirlo desde perspectivas diferentes y no sólo la de los vencedores y soldados, sino desde un punto de vista más social, tanto de un bando como de otro, como de víctimas que la historia a veces olvida recordar. Acostumbrada a la visión por la que Hollywood suele decantarse, me interesaba saber qué había pasado en Rusia durante esos terribles años en los que se desarrolló esta catástrofe y cómo lo vivieron sus ciudadanos. Y, si bien la novela responde a mis preguntas sobre cómo fue para los civiles, la autora desaprovecha un poco este aspecto de la trama y se estanca en describir las mismas situaciones tantas veces que el lector cae en la misma rutina que los personajes. Mentiría si dijera que no me ha gustado, porque la verdad es que resume muy bien cómo se sintió la gente que se quedó en las ciudades. Paullina Simons logra que sientas cómo el hambre te impide pensar en otra cosa que no sea comer, cómo el inclemente frío ruso te congelaba vivo, cómo el cuerpo se rinde a la pena, a la falta de alimentos, a las bajas temperaturas. Cómo presencias la muerte de tus vecinos, amigos y familiares hasta que no te queda nada ni nadie sino un estómago vacío y un corazón roto. Sin embargo, en mi caso hubiera preferido que alternara la vida civil con la batalla en el frente, ya que hubiera quedado una narración más redonda y completa.
Si esto es así, se debe a que el verdadero protagonista de El jinete de bronce es el amor de Tatiana y Alexander. Desde el instante en que sus miradas se cruzan nos convertimos en testigos del florecimiento de un amor que ninguno de los dos sabía que estaba buscando y eso ocurre en una escena que está más que a la altura. Desde el principio estos dos no lo tendrán nada fácil y la vida no cejará en ponerle pruebas que deberán superar si desean ser el final feliz del otro. Lo curioso es que la mayoría de esas pruebas parecen venir de la mano del entorno familiar de Tatiana y del círculo de amigos de Alexander. Un grupo heterogéneo y variopinto que despiertan tantas emociones como los propios protagonistas, pero con los que cuesta demasiado simpatizar. Con todo, ello contribuye a la evolución personal de Tatiana y de Alexander, una pareja hecha a medida el uno para el otro.
La acción de El jinete de bronce recae en los protagonistas y esto permite que asistamos a las consecuencias que tiene la guerra tanto en ellos como en su amor. Tatia, Tania, Taneshka, o, simplemente, Tatiana Metanova apenas tiene diecisiete años cuando Alemania le declara la guerra Rusia y, con su carácter ingenuo y alegre no comprende la magnitud de lo que sucede y, en su lugar, lo considera una oportunidad para vivir una aventura. Con el paso del tiempo, Tatiana se ve obligada a madurar, casi de golpe y porrazo, y el lector asiste a una evolución impresionante por parte de la chica. De chiquilla despreocupada y soñadora, Tatiana se convierte en la heroína de su propia vida, aunque ella no sea consciente de ello. Una muchacha que aprende a valerse por sí misma, a cuidar de los suyos por mucho egoísmo que éstos demuestren, a contribuir con su esfuerzo al conflicto y a ser la mujer que quiere ser. Por su parte, Alexander Belov, Shura para la chica, hace todo lo que está en su mano para proteger y ayudar a Tatiana, a la que quiere con locura. Alexander no es un hombre fácil de tratar, con un alto sentido del honor, una actitud grave, solemne y, al mismo tiempo, la apropiada para un joven de veintidós años que lo ha perdido todo hasta que encuentra a Tatiana, aunque confieso que su carácter y su comportamiento para con ella me sacó de mis casillas más de una vez, pero entiendo que se debía a la época. Sin embargo, lo que hace de Alexander un protagonista atrayente es su pasado y las preguntas que suscita. Un pasado que terminará por pasarle factura y que determinará el final del libro. Querréis tener el siguiente tomo de la trilogía a mano, ya que rellena los huecos del pasado de Alexander al tiempo que vemos cómo Tatiana debe aceptar su nueva vida.
El jinete de bronce es una historia de primeros amores y de amores verdaderos, de amores encontrados y de amores perdidos. Un relato de supervivencia, de pérdida, de dolor, de sufrimiento, de alivio, de desesperación, de maduración personal y de superación. Una historia de guerra, de frío y de hambre, de conflictos bélicos y conflictos emocionales. Y en medio de todo eso se encuentran Tatiana y Alexander, dos jóvenes que deberán enfrentarse a lo inimaginable no sólo para soportar las penurias del asedio a Leningrado en mitad de la Segunda Guerra Mundial, sino también para mantener vivo un amor como ninguno de los dos ha experimentado nunca. Romántica, conmovedora y emotiva, El jinete de bronce es una obra que hay que experimentar una vez en la vida.
Autora/a
Paullina Simons nació y se crió en Leningrado. Emigró a Estados Unidos junto a su familia en los años setenta. Es autora de novelas de éxito internacional, como El sueño imposible y la trilogía compuesta por El jinete de bronce, Tatiana y Alexander, y El Jardín de Verano. Sus libros han cautivado el corazón de miles de lectores en todo el mundo. (megustaleer.com)
Gracias por leer...
Hola!!! Participo en la iniciativa Seamos Seguidores y ya me tienes como seguidora. Te invito a mi blog: elaventurerodepapel.blogspot.com.es Besos!!
ResponderEliminarNo me extraña nada que tus expectativas fuesen tan altas... . Es una buena sinopsis y portada.
ResponderEliminarTe sigo, ¿vale?
Un beso,
Noa